Efecto del SADH sobre la conservación de bulbos de 10 variedades de cebolla

1Herbas J., 2Milán M., 1La Torre J.

1. Catedráticos FCAP-UMSS

2. Investigador IBTA

 

Introducción

Los bajos rendimientos que alcanza el cultivo de cebolla en nuestro medio, sumado a la rápida pérdida de su calidad en almacén por efecto de la brotadura de sus bulbos, ponen en evidencia la necesidad de identificar nuevas tecnologías de producción y manejo "post" cosecha del producto, las mismas que deben partir de la evaluación del material genético local respecto a otras foráneas, esto permite la identificación de variedades con aptitudes y posibilidades de mejoramiento.

En los ensayos de mejoramiento, realizados en la Facultad de Agronomía. Con la variedad local, se ha detectado una gran variabilidad fenotípica respecto a caracteres morfológicos.

La cebolla en nuestro medio se comercializa principalmente en dos formas: como cebolla entera y como bulbos simplemente (MACA, 1988). Este aspecto es positivo porque la cebolla en su primera forma posee cantidades apreciablemente mayores de calcio, fósforo, hierro, vitamina A, riboflavina y ácido ascórbico que el bulbo simplemente (UMSS, 1979).

Los bulbos en almacén, con pequeñas diferencias entre variedades, se deprecian comercialmente debido a la pérdida de peso, brotación y descomposición (Vigliola, 1986). Las variables de mayor importancia para la conservación de las cebollas en almacén son la temperatura y humedad, siendo necesario conservarlas en lugares secos y con temperaturas mínimas (Bosso y Serafini, 1981); por otro lado, Vigliola (1986), señala que las pérdidas de agua se minimizan con temperaturas bajas (0 - 5 ºC) y porcentajes de humedad relativa elevadas (65 - 75 %), por lo tanto son las condiciones más favorables para la conservación.

El manejo de estos factores, requiere de grandes inversiones, y la conservación para la venta es difícil y costosa (Bosso y Serafini, 1981), el empleo de sustancias químicas que eviten el brote durante el período de almacenamiento y que permitan conservar los bulbos a mayores temperaturas evitando alteraciones desfavorables del producto, se constituyen en alternativas interesantes (Salinas, 1970).

En los últimos años se han descubierto nuevos compuestos orgánicos, los retardadores del crecimiento de las plantas, que retrasan la división y elongación celular en los tejidos meristemáticos, regulando de esa forma la altura de las plantas sin provocar malformaciones en las hojas o tallos.

El SADH, llamado también B-995 o Alar, es un retardador del crecimiento perteneciente al grupo de los ácidos succínicos y se constituye en uno de los compuestos más importantes y conocidos a nivel mundial (Weaver, 1976).

El efecto primario del SADH es inhibir la síntesis del ácido indolacético (IAA); su acción es opuesta al de las giberelinas (Ryugo y Sachs, 1969).

El presente trabajo pretende evaluar el comportamiento varietal "post" cosecha y su respuesta a tres dosis de SADH (ácido succínico - 2,2 - dimitilhidracida), respecto a la pérdida de peso y brotación de bulbos en almacén.

Resultados y discusión

El análisis de varianza para las pérdidas de peso bulbos a las 2,4,6,8,10 y 12 semanas de almacenamiento, (cuadro 1) reporta que las dosis no tuvieron efecto significativo sobre las pérdidas de peso de bulbos, aunque se detectaron diferencias estadísticas para el comportamiento varietal, por lo que se procedió a realizar un análisis varietal por períodos de conservación.

La prueba de Duncan (cuadro 2) muestra que la variedad que mayor pérdida de peso registra es la S. Spanish con 8,7% a las dos semanas hasta un 45,1% en las 12 semanas; este comportamiento podría deberse a que esta variedad posee cuello grueso de 2,45 cm (cuadro 8) lo que no permite un curado adecuado del bulbo después de la cosecha (Humo y Secret, 1973).

Entre las variedades importadas cultivadas por sus bulbos la Texas 502, H. Americano y Y. Bermuda tienen un comportamiento similar, registrando pérdidas de peso que fluctúan entre 4,8 a 5,2% a las dos semanas hasta 18,5 a 21,9% en las 12 semanas de almacenamiento; en tanto que la R. Burgundy registra las menores pérdidas de peso (de 3,45 a las 2 semanas hasta un 15,3% en las 12 semanas).

Respecto al material genético local (cuadro 2), las pérdidas de peso son similares, (3,6 a 4,8% a las 2 semanas hasta 15,7 a 18,5% en las doce semanas de evaluación). El hecho de que las variedades locales registren pérdidas de peso menores que las variedades importadas, posiblemente se deba a que los cultivares locales son de sabor más fuerte, los más picantes y también los de olor más fuerte, lo que le permite conservarse más tiempo (Brauer, 1973).

Otra variable evaluada fue el porcentaje de brotación (cuadro 3), donde no es incluida la variedad S. Spanish por poseer un cuello grueso (2,45 cm) que permite un crecimiento rápido de las láminas cortadas, y la misma que no es considerada como brotación.

Las variedades importadas Texas 502 y Yellow Bermuda inician la brotación a las cuatro semanas, el H. Americano y la R. Burgundy lo hacen a las 6 y 8 semanas. Este aspecto es importante ya que la brotación se traduce en un aumento de la respiración, pérdida de peso y valor comercial del producto; de modo que cuanto más tarde se inicie este proceso desfavorable, las pérdidas de peso y calidad serán proporcionalmente menores (Salinas, 1970).

Cuadro 1. Análisis de varianza de pérdidas de peso de bulbos después de 2, 4, 6, 8, 10 y 12 semanas de almacenamiento.

** = Significativo al nivel de 0,01 de probabilidad

NS = No significativo

Cuadro 2. Prueba de Duncan al 0.05, para pérdidas de peso de bulbos por variedad en 2, 4, 6, 8, 10 y 12 semanas de almacenamiento.

/-+ = Grupos de significación de Duncan al 0.05 de probabilidad.

Cuadro 3. Prueba de brotación de bulbos por variedad a las 2, 4, 6, 8, 10 y 12 semanas de almacenamiento y dos caracteres fenotípicos relacionados con la conservación.

/-a = No se registraron datos.

En lo que respecta al material genético local, el proceso de brotación se inicia simultáneamente a las 6 semanas con porcentajes que fluctúan entre 1,1 y 2,8% alcanzando hasta 7,1 a 9,5% a las 12 semanas de conservación.

La pudrición de bulbos también fue evaluada, el porcentaje de bulbos podridos en las variedades foráneas está en el rango de 0,8 a 2,7% en la segunda semana, y los mayores porcentajes corresponden a la S. Spanish y Y. Bermuda con 2,7 y 2,0% respectivamente; a los tres meses la variedad que mayor pérdida por pudrición registró fue la S. Spanish con 59% seguida de la Texas 502 (38,5%).

Los ecotipos locales y la variedad UMSS presentan porcentajes de pudrición similares (1,3 - 1,8% a 22,0 - 26,6% a las dos y doce semanas respectivamente (cuadro 4).

Cuadro 4. Porcentajes de bulbos podridos por variedad a las 2, 4, 6, 8, 10 y 12 semanas de almacenamiento.

Conclusiones

Los resultados obtenidos permiten concluir lo siguiente:

- No se detectaron diferencias estadísticas de las dosis del SADH sobre la pérdida de peso y consecuentemente sobre la brotación de bulbos de cebolla a tres meses de conservación.

- Se detectaron diferencias significativas entre variedades para la pérdida de peso y consecuentemente sobre la brotación de bulbos en todos los períodos de evaluación.

- La variedad que menor pérdida de peso y brotación registró fue la R. Burgundy con 15,3 y 6,9% para pérdida de peso y brotación respectivamente a las 12 semanas de conservación.

Referencias

1. ALFARO, A. 1989. Fisiología y morfología de las semillas hortícolas. Santiago, Chile, INIA Actas. 278 p.

2. BOSSO, B Y SERAFINI, G. 1981. El experto agricultor. México DF, AGT. pp. 123-126

3. BRAUER, 0. 1973. Fitogenética aplicada. México, Limusa. 518 p.

4. HUME, W. G. y SECRET, K. V. 1973. Producción comercial de cebolla y guisantes. Ed. Acribia - Zaragoza. España s.p.

5. RYUGO, K. Y SACH, R.IM. 1969. In vitro and in vivo studies of Alar (1,1 dimethylaminosuccinamic acid, B-995) and related substances. Jorm Amer. Hort. Sci. 94: 529-533.

6. SALINAS, H. P. 1970. Efectividad del tratamiento fitohormónico en la inhibición de la brotadura de la papa (var. Imilla blanca). Tesis Ing. Agr. Cochabamba, Bolivia, Facultad de Ciencias Agrícolas y Pecuarias. 57 p.

7. UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON. 1979. Tabla de composición nutritiva de los alimentos. Cochabamba. 15 p.

8. VIGLIOLA, M. I. 1986. Manual de Horticultura. Buenos Aires Argentina., Ed. Hemisferio Sur S.A. pp. 106-118.

9. WEAVER, R. 1976. Reguladores de crecimiento de las plantas en la agricultura. México, Ed. Trillas 622 p.