Posibilidades y necesidades del desarrollo forestal
en los Andes. Especies nativas versus especies exóticas

1Schulte A., 2Mérida G.

1. Dr. Ciencias Forestales ETSFOR-UMSS

2. Ing. Fr. FUPAGEMA

 

Introducción

La gran diversidad de los bosques se traduce en una multiplicidad de funciones que ellos cumplen para el hombre. El concepto de que el ecosistema forestal es algo muy complejo, que por tanto no sólo consiste en la suma de sus árboles aprovechables, data de fechas relativamente recientes. La gente está muy poco informada sobre la complejidad de los ecosistemas forestales, sobre las diversas ventajas que ofrecen para la sociedad humana y la necesidad consiguiente de utilizarlos sostenidamente - sin hablar siquiera de los enormes conocimientos de los pobladores del bosque propiamente dichos, que ni por aproximación están documentados.

Funciones de los bosques

La diversidad de las funciones que cumplen los ecosistemas de los bosques para la sociedad humana de un país, se puede resumir en cuatro grupos de funciones: económica, de protección, de reservorio y de recreación.

Función económica

Los ecosistemas forestales son la fuente de muchas materias primas, sobre todo de la madera, que a nivel mundial sigue siendo el agente de energía más importante. Con una población en aumento que dispone de ingresos crecientes y un derroche cada vez mayor en los países industrializados, la demanda de madera viene aumentando en todo el mundo, año por año. El pronóstico que hizo la FAO, de que el consumo de madera se incrementará en un 25% entre los años 1960 y 1975, llegó a ser realidad en gran medida - con tendencia al alza. Según estimaciones, más del 80% del consumo de madera en los Andes corresponde a leña. Sin embargo, los ecosistemas forestales producen, aparte de leña, una gran cantidad de productos secundarios, a saber, látex, resina, corteza, hojas, lianas, fibras, frutos, raíces, forraje, fauna silvestre, plantas medicinales, etc. Además, hay muchos tipos de madera que se requieren para usos muy específicos. Aún no existen cuantificaciones económicas sobre las funciones que prestan los ecosistemas forestales en términos de producción de agua, oxígeno, material genético, etc.

Función protectora

Una gran cantidad de efectos dañinos para el medio ambiente y para las personas que lo habitan, se atenúa en mayor o menor medida, gracias a la existencia de los bosques. En el caso de los Andes, se puede decir que la erosión queda identificada como el mayor problema de la destrucción del medio ambiente, en estrecha relación con la deforestación de paisajes enteros o de partes de los mismos. Debido a la falta de bosques que sirven para almacenar el agua, en los Andes son frecuentes las inundaciones de las regiones más bajas durante la época de lluvias, las cuales se alternan con sequías en la época seca. El balance hídrico de inmensas cuencas hidrográficas se ha desequilibrado. Los efectos producidos por la deforestación sobre el macroclima, pero también sobre el microclima, son importantes. En varios lugares de los Andes, se observó un cambio del clima de húmedo-frío a cálido-seco.

No solamente en los países industrializados, sino también en los Andes, donde están aumentando las zonas de concentración, se ha empezado a concederle gran importancia al bosque como "depurador del aire", en zonas que se encuentran bajo fuerte carga de inmisión (Lima/Santiago de Chile, etc.).

Reservorio de material genético

Un estudio de la bióloga Patricia Ergueta indica que hasta el año 2.000, Bolivia podría perder hasta el 15% de su fauna, si continúan las acciones depredadoras del hombre. Una impresión aún más dramática causan las estimaciones sobre la extinción de especies vegetales, muchas de las cuales tienen usos potenciales en la alimentación o contienen sustancias medicinales. Precisamente los bosques son el ambiente y el nicho ecológico de un gran número de plantas y animales. La desaparición de los bosques determina la extinción definitiva e irrecuperable de estas especies. El inmenso potencial genético de Bolivia (10 km2 de selva tropical albergan más especies que las existentes en toda la República Federal de Alemania) al mismo tiempo es económico, y su destrucción ocasionaría un daño a la economía nacional que difícilmente se puede estimar.

Función recreativa

El recreo se ha convertido en una necesidad para los integrantes de cualquier sociedad. Sobre todo en las ciudades está aumentando constantemente la contaminación sonora, así como del aire y de las aguas a través de desechos industriales y domésticos. Los habitantes de las ciudades se ven inundados por un sinnúmero de estímulos técnicos, dentro y fuera de sus casas. Con frecuencia, el estrés y la monotonía caracterizan la vida laboral, mientras que escasea la actividad física que causa un cansancio sano. De este modo, mucha gente se siente insatisfecha psíquica y físicamente con su trabajo. El esfuerzo de trabajo desequilibrado se ha constituido en la característica principal de las condiciones de vida en las zonas de concentración. De allí resultan las "enfermedades inherentes a la civilización", cuyos daños no solamente tienen importancia a nivel individual, sino que tampoco deben subestimarse desde el punto de vista económico-nacional. En consecuencia, muchos médicos y psicólogos considera que una estadía por lo menos temporal en un ambiente natural es indispensable para compensar dichas condiciones de vida. Se realizaron muchas encuestas al respecto, que revelaron que en la opinión de la gente, un ambiente natural muchas veces equivale a un bosque mixto estratificado, el cual sin embargo debe ofrecer una infraestructura suficiente (red de comunicaciones, monumentos culturales y paisajes pintorescos, gastronomía, etc.).

Situación actual

La superficie erosionada por la acción del hombre desde la colonización española, se estima actualmente en unos 500.000 km2; equivalente a un 46%, aproximadamente, de la superficie total de Bolivia. En vista de la densidad demográfica relativamente baja, esta cifra es alarmante y extremadamente preocupante con miras al futuro del país. La calidad inferior de los suelos en las regiones afectadas por la erosión y la constante merma, en cifras absolutas, de los suelos disponibles, ofrece un cuadro sombrío con respecto a la producción de alimentos. Sobre todo el complejo de deforestación/pastoreo/erosión del suelo y migración al trópico, ha alcanzado durante los últimos siglos una importancia excepcional en los Andes. La colonización cada vez mayor del oriente de Bolivia completa la catástrofe ecológica. Hay que temer, que la "obtención" de nuevas tierras de cultivo resulten una equivocación cara e "irreversible". Con una destrucción de ecosistemas de bosques naturales que se estima en aprox. 200.000 ha/año y una reforestación estimada de unas 2-3.00 ha/año, Bolivia figura entre los pocos países que presentan una proporción de plantación/deforestación de muchos más de 1:50. Si se mantiene este ritmo en la destrucción de los bosques, al cabo de unos 30 años ya no habrán más áreas boscosas significativas en Bolivia - y apenas existirán tierras que permitan un cultivo sostenido.

Junto con la adopción de medidas agrícolas, los esfuerzos para frenar estos procesos se concentran en programas de reforestación. Estos programas dan mayor importancia al cultivo de determinadas especies no autóctonas (Eucalyptus sp.; Pinus sp.; etc.) en los Andes, debido a su crecimiento enormemente rápido combinado con una gran amplitud ecológica y fácil manejo. A continuación se discutirá si las reforestaciones mediante plantaciones homogéneas de especies arbóreas exóticas, pueden cumplir las funciones del bosque, descritas anteriormente, cuáles son los peligros que se perfilan para el futuro y si existen alternativas a estas medidas que sean más adecuadas.

Monocultivos de producción maderera versus bosques naturales

Denominamos monocultivos de producción maderera a los bosques creados artificialmente, que se destinan a la producción de la materia prima madera mediante métodos que más se parecen a prácticas culturales agrícolas que a los procedimientos silviculturales tradicionales. En Bolivia, se emplearon (y se siguen empleando) en gran parte los géneros introducidos de Eucalyptus y Pinus para estos fines.

En la figura se puede apreciar la selección de especies arbóreas hecha por el proyecto de reforestación en el departamento Cochabamba (CORDECO/COTESU/IC), que parece ser el más grande, con mucho, de toda Bolivia. Se evidencia que de los rodales creados en los últimos 6 años, un promedio de mucho más del 90% corresponde a monocultivos de Eucalyptus y Pinus. Otros proyectos apreciables de reforestación muestran por lo menos cifras parecidas, de modo que parece razonable suponer que las proporciones en la selección de especies arbóreas practicada en Cochabamba sean representativas para toda Bolivia.

La pregunta de que si los bosques monoculturales pueden cumplir las funciones forestales, desde fines de los años setenta es considerada por la mayoría de los científicos forestales sólo desde el punto de vista de las metas económicas de producción de madera. Lamprecht (1) en resumen dice que las funciones de protección, recreo y reservorio pueden ser cumplidas por los monocultivos sólo en parte o con un costo antieconómico. La protección de los suelos contra la erosión, tan vital para Bolivia, prácticamente no se da y menos bajo los monocultivos de Eucalyptus de un solo estrato. Ya en el año 1952, Stein (2) hace notar que la gran competencia de las raíces que existe en los monocultivos de Eucalyptus en zonas semiráridas, excluye casi completamente una cubierta del suelo por otras plantas, el cual queda expuesto en gran parte a los procesos erosivos. El fenómeno de la erosión que se presenta en los monocultivos de Eucalyptus, se puede observar, por ejemplo, también en las reforestaciones del Parque Tunari/Cochabamba o en las afueras de la ciudad de La Paz, donde sobre todo a principios del período de lluvias, los escurrimientos superficiales dejan profundos surcos en el suelo. La conclusión, a la que llega también la FAO, es que el Eucalyuptus es nada apropiado para controlar la erosión, y ya se dispone también de similares experiencias negativas con monocultivos de pino y teca.

Investigaciones realizadas por Henrici (4) en Sudáfrica, han dado por resultado que los monocultivos de Pinus sp. y Eucalyptus sp., respectivamente, consumen mayor cantidad de agua en comparación con la vegetación natural, y este hecho pudo ser confirmado por Wicht (5), mediante otros métodos, especialmente en plantaciones de coníferas. Una disminución alarmante de la transpiración se observa también en las extensas áreas reforestadas con Pinus radiata chileno. Las plantaciones de Eucalyptus y Pinus que cubren grandes que cubren grandes superficies, por tanto afectan considerablemente al balance hídrico de paisajes enteros. Este alto consumo de agua tendrá repercusiones negativas, sobre todo en las áreas semiáridas con agricultura bajo riego, representadas por ejemplo por gran parte de los departamentos La Paz, Tarija, Chuquisaca y Cochabamba.

Además, en los monocultivos quedan suprimidas, en gran parte, las múltiples posibilidades de usos secundarios, que para la población de los Andes revisten localmente por lo menos la misma importancia que la madera. Es un punto controvertido, por ejemplo, si el Parque Tunari, que consiste casi exclusivamente en monocultivos de Pinus y Eucalyptus ofrece el mismo valor recreativo a la población cada vez más grande de Cochabamba, que un bosque mixto natural. Por otra parte, sin duda es una desventaja que este parque tiene que cerrarse a veces en forma temporal o incluso permanentemente al público. Sobre todo los monocultivos de pino presentan un peligro extremo de incendio, por el cual en muchos lugares se tiene que prohibir el ingreso del público por lo menos durante el período seco.

Los monocultivos de Eucalyptus y Pinus tampoco pueden cumplir la función de reservorio o refugio para la flora y fauna en peligro de extinción, de modo que, luego de analizar muchos estudios, la FAO llega a la conclusión, que los monocultivos de especies arbóreas exóticas representan los ecosistemas forestales más pobres en especies que existen. Esto no sólo se refiere a los microorganismos del suelo (microflora y microfauna); lo que más llama la atención del visitante de estas plantaciones, es la escasez en avifauna y otros animales silvestres, como resultado de la deficiente diversidad alimentaria en las plantaciones monoculturales. No es improcedente, por lo tanto, denominar estas plantaciones "bosques silenciosos".

Sin mayores citaciones de las muchas experiencias y estudios científicos que existen al respecto, queda claro que los monocultivos de Eucalyptus y Pinus no pueden cumplir las funciones descritas en la introducción, o bien las cumplen solamente en escala muy limitada, en comparación con los bosques naturales o relativamente naturales. Queda la incógnita, por qué los proyectos más grandes que operan en Bolivia, así en Cochabamba o La Paz, se dedican, a pesar de todo, a crear monocultivos de producción maderera en vez de bosques multifuncionales.

Si bien a los proyectos de reforestación (no sólo los bolivianos) les gusta dar la apariencia de cumplir una necesidad ecológica, puesto que esto está de moda. No obstante, la mayoría de ellos se orienta, desde su fase de planificación, a objetivos de motivación económica, es decir, una producción maderera en el plazo más corto y lo más rentable posible. En vista de que la demanda de leña es cada vez mayor, sobre todo en el altiplano y en los valles, no hay nada que objetar contra estos objetivos. Del mismo modo, por lo menos a primera vista convence la argumentación, de que justamente en los países económicamente débiles, tales como Bolivia, todos los proyectos tienen que ser rentables a corto plazo. ¿Pero qué pasará con la rentabilidad a largo plazo?.

La decisión en pro de las plantaciones de Eucalyptus y Pinus se suele justificar en casi todos los proyectos bolivianos con un incremento mayor de madera (15-20 m3/ha/año) en comparación con las especies nativas conocidas (aprox. 5 m3/ha/año). De lo que no se habla es que la mayor parte de los expertos nacionales e internacionales encargados, a veces no competentes en la materia o con poca experiencia, ni siquiera conocen los nombres botánicos de las especies nativas, y menos su fenología, sus exigencias ecológicas, las propiedades tecnológicas de su madera y menos aún los incrementos de madera que presentan. Así se explica que una diversidad de especies locales, no investigadas, son reemplazadas por plantaciones en gran escala de las especies Pinus y Eucalyptus, conocidas internacionalmente. Con todas las informaciones necesarias disponibles acerca de proveedores de semilla, métodos de producción en vivero, prácticas de cultivo, y hasta el control de plagas, no hay necesidad de invertir una parte de los fondos del proyecto en trabajos " no rentables" de investigación sobre especies arbóreas nativas. A esto se suma que según Lamprecht (1), la falta de experiencias sobre los límites y riesgos económicos y ecológicos de los monocultivos, fácilmente induce a una sobreestimación de las posibilidades. Poco se habla de los fracasos que de ningún modo faltan, en cambio se prefiere presentar las plantaciones modelo, que también existen (por ejemplo en Chile), como prueba de la superioridad general de los monocultivos. Lo que normalmente queda sin mencionar, es el hecho de que los rendimientos altos de crecimiento de las plantaciones (15 - 20 m3/ha/año), que se suele indicar como el argumento de mayor peso, sin excepción alguna (!) se registraron solamente entre los árboles de la primera generación. Herzog (6), por ejemplo, informó ya en 1958, que los rendimientos de los monocultivos de Eucalyptus, manejados como bosque bajo en rotación de 7 años, disminuyeron desde 300 m3 en el primer aprovechamiento hasta mucho menos de 100 m3 en el tercer aprovechamiento. Junto con muchos otros autores, Mahent y Dommergues (7) así como Schmidt - Vogt (8) demostraron que a causa de la degradación del suelo, los rendimientos de los monocultivos de teca y pino bajan ya en la segunda generación en hasta un 50%. Otros ejemplos podrían citarse de Chile, Perú, Nueva Zelanda o Australia. Veamos cuáles son los procesos decisivos que conducen a la degradación de los suelos, motivando ya en 1955 a Weck (9) a referirse, con toda razón, a los monocultivos de Eucalyptus y Pinus como una "forma especial de explotación abusiva".

Los ecosistemas forestales están constituídos de interacciones entre y de los elementos con su ambiente, a través de diferentes procesos. Conforme a esta definición, se pueden distinguir, dentro del ecosistema, procesos circulatorios y procesos de intercambio que unen el ecosistema con el medio que le rodea. Los ciclos existentes se pueden dividir en dos procesos parciales contrapuestos, el primero de los cuales se describe mediante la siguiente ecuación simplificada:

1.

Donde X+ e Y- representan iones, siendo CH2 OXY sustancia orgánica. Este proceso de la toma de iones y producción de biomasa contrarresta el proceso de la descomposición y mineralización, respectivamente, que se describe mediante la siguiente ecuación bruta:

2.

El antagonismo de ambos procesos se vuelve manifiesto al comparar las ecuaciones, cuya única diferencia consiste en la forma energética. Las plantas absorben los nutrientes necesarios para la producción de biomasa (cationes y aniones / X+ Y- ) del suelo, cuya función más importante es la retención de nutrientes y agua. Al extraer biomasa de un ecosistema, como ocurre por ejemplo a través de la cosecha de maíz y papa o cuando se aprovecha la madera, se le priva de una parte de su reserva de nutrientes, que según el volumen de la extracción puede ser mayor o menor. Todos los agricultores bolivianos conocen este fenómeno y le dejan "descansar" a la tierra cada 1 – 2 cosechas, o bien reponen los nutrientes extraídos del suelo mediante abono.

La producción extremadamente alta de biomasa en los monocultivos de Eucalyptus y Pinus, tiene por consecuencia una lixiviación completa de los suelos ya bastante empobrecidos La mayor parte de los nutrientes, sobre todo Ca, K, Mg y P, así como también algunos elementos traza importantes, se sustraen de los ciclos descritos (véase ecuaciones 1 y 2). Esta extracción de nutrientes conduce también , a través de complicadas reacciones químicas del suelo - cuyos detalles no se especificarán en este contexto -, a la acidificación del suelo - un fenómeno que se puede observar en todos los monocultivos del mundo, y también en el Parque Tunari, donde los valores del pH en parte han descendido por debajo de 4, es decir que la acidez del suelo tiene que clasificarse como extrema.

Junto con la exportación de nutrientes a través de la producción de biomasa, existe otro proceso poco conocido, que desempeña un papel importante en la degradación del suelo: especialmente en las plantaciones de Pinus se acumula, después de un lapso de tan sólo 8 a 15 años, una gran cantidad de hojarasca encima del suelo, que no o muy poco se descompone. En los ecosistemas de bosques naturales, la descomposición de la biomasa por la abundante microflora y microfauna del suelo, equivale a un abonado natural del suelo: de este modo, los nutrientes se restituyen al suelo del cual fueron extraídos. Los procesos descritos en las ecuaciones 1 y 2, están en equilibro. Para la deseable descomposición rápida de la hojarasca, es decisivo, aparte del clima y del estado químico del suelo, la calidad de la sustancia orgánica suministrada. Los bajos valores del pH y la falta de calor en los densos monocultivos de Pinus, limitan la actividad de los microorganismo responsables de la descomposición y, por lo tanto, el abastecimiento de nutrientes. Por otro lado, los microorganismos se alimentan de residuos vegetales, y es evidente que solamente una alimentación variada puede garantizar la diversidad y cantidad de microorganismos que requiere la descomposición. En las plantaciones de Pinus, este "alimento" suministrado consiste casi exclusivamente de acículas de Pinus. La manera más fácil de determinar la calidad, es decir el grado de descomposición de de la sustancia orgánica, es por medio de la relación carbono/nitrógeno (C/N) en la sustancia seca. Cuanto más altos los contenidos de lignina y celulosa, tanto más lentamente se suele realizar la degradación microbiana, mientras que un alto contenido de sustancias ricas en N. fácilmente degradables, acelera la degradación. Generalmente, las relaciones C/N de hasta 15 se consideran como óptimas, de 15 a 20 como buenas, de 20 a 25 como satisfactorias y de 25 a 30 como malas. Con relaciones C/N de 30 a 35, es de esperar una inhibición de la degradación y una consiguiente acumulación de hojarasca, lo cual acarrea graves consecuencias para el ecosistema debido a una extracción de nutrientes del suelo con una paralela acidificación. La tabla 1 compara las relaciones C/N de las especies de Eucalyptus, Pinus y otras exóticas con las relaciones C/N de especies nativas. Los datos en esta tabla, representan el margen dentro del cual oscilan las relaciones C/N a lo largo de un año. Los análisis se realizaron de una mezcla preparada mensualmente (durante 12 meses) de hojas recogidas de por lo menos 5 árboles por cada especie en el departamento Cochabamba. Los contenidos en carbono y nitrógeno de las muestras trituradas, se determinaron en el Instituto de Edafología de la Universidad Góttingen/R.F.A.

Tabla 1. Relaciones C/N en la hojarasca de especies nativas, en comparación con especies exóticas.

Especies exóticas

Relación C/N

Eucaliptus globulus

40 – 45

Pinus montezumae

33 – 38

Grevillea robusta

30 – 35

Pinus radiata

30 – 35

Especies nativas

Relación C/N

Pino de monte Podocarpus parlatorei

32 – 40

Era Trichilia hirta

25 – 30

Kewiña Polilepis besseri

25 – 30

Jacarandá Jacanda mimosifolia

20 – 25

Molle Schinus molle

20 – 25

Cedro Cedrela lilloi

18 – 25

Ceibo Erythrina falcata

15 – 20

Huaycha Weinmannia microphylla

15 – 20

Moto moto Senna weddliana

15 – 20

Kishuara Buddleia sp

13 – 20

Huanga Acacia weberbaberi

13 – 18

Aliso Alnus acuminata

12 – 20

Kacha k"acha Aspidosperma quebracho blanco

10 – 15

Algarrobo Prosopis juliflora

8 – 15

Según muestra la tabla, sobre todo las leguminosas (Acacia sp.; Senna sp.; Prosopis sp.; etc.) se distinguen por una relación C/N baja, favorable, mientras que las especies de Eucalyptus y las coníferas (Pinus sp.; Podocarpus sp.) Presentan relaciones desfavorables, muy altas, en la hojarasca. No solamente debido a la extracción de nutrientes causada por el rápido crecimiento, sino también debido a la hojarasca no balanceada y de mala calidad, se produce una degradación del suelo "hecha en casa" en los monocultivos de Eucalyptus y de coníferas. Las experiencias y los datos obtenidos en otros países, así como las conclusiones consiguientes establecen claramente que los altos incrementos de madera pronosticados en los monocultivos de Eucalyptus y Pinus, en el mejor de los casos se pueden registrar solamente en la primera generación. En el Parque Tunari, ya se puede observar una tendencia regresiva en los incrementos de madera. De este modo, los cálculos de rentabilidad que realizan los proyectos, que por regla general se basan en los rendimientos actuales de los rodales para estimar los rendimientos de las generaciones futuras, se reducen simple y llanamente a un autoengaño.

Aún en el caso de que en el futuro se pueda conservar artificialmente la fertilidad del suelo mediante abonado (como ocurre en Chile o en Nueva Zelanda), sin embargo, en todo momento seguirá siendo muy alto el peligro de que se produzcan daños bióticos y abióticos. Lo sucedido en Jamaica con la roya Fomus annosus en relación con la introducción del género Pinus, no existente previamente en la flora nativa, debe servir de lección (9). La roya fue identificada en la isla por primera vez en 1946. Desde principios de los años 50 existen allí monocultivos de Pinus. Al presente, Fomus annosus se ha convertido en una plaga omnipresente, que en las plantaciones de Pinus caribaea ya mató en la primera generación un 30 – 40%, en promedio, de los árboles. Pese a la ejecución de medidas costosas e intensivas para controlar la plaga, las pérdidas serán aún mayores en las generaciones subsiguientes.

Sin embargo, también otros monocultivos están expuestos inevitablemente a destrucciones de este tipo. Los daños producidos por Phoracantha semipunctata (taladro de Eucalipto) en Eucalyptus o por Hypsipyla sp. en mara han llegado a conocerse y extenderse también en Bolivia. Por lo tanto, la duda que tienen los autores de este artículo no es sí, sino cuándo y por cuáles insectos u hongos serán destruidas por lo menos parcialmente las plantaciones de Eucalyptus y Pinus y qué efectos ambientales negativos, especialmente para el suelo y el régimen hídrico, tendrán a largo plazo estos monocultivos.

Figura 1. Esquema de las funciones que cumplen los ecosistemas para la sociedad humana.


Figura 2. Selección de especies arbóreas hecha por el proyecto de reforestación en el departamento de Cochabamba (CORDECO/ IC/ COTESU).

Resumen, conclusiones y recomendaciones

A diferencia del trópico boliviano, el marco socio-cultural y socio-económico de toda actividad forestal y ecológica en los Andes, es definido esencialmente por la escasez de agua, la erosión y la demanda de leña. Se considera que el problema principal radica en un proceso histórico de deforestación, en consecuencia del cual inmensas cuencas hidrográficas han perdido su equilibro ecológico, el cual podrá ser restaurado únicamente a través de una rápida restauración o creación de ecosistema forestales, que sobre todo garantizarán la funciones protectoras, el abastecimiento continuo de leña de la población local y un equilibrio ecológico. Sobre todo los monocultivos de Eucalyptus, pero también los de pino, cuya participación en los esfuerzos de reforestación bolivianos es del 90%, aproximadamente, no satisfacen o sólo satisfacen limitadamente esos requisitos. El manejo de plantaciones monoculturales de especies de Eucalyptus y Pinus en áreas semiáridas y además en pendientes extremas, desde hace décadas no corresponde a los conocimientos científicos.

Por estos motivos, los autores de esta publicación advierten seriamente contra la plantación de monocultivos de Eucalyptus de aquí en adelante. Estas plantaciones no se justifican desde el punto de vista ecológico, ni económico, considerando el aspecto de la sostenibilidad. Otro tanto puede decirse de los monocultivos de Pinus. El cultivo de especies exóticas de rápido crecimiento (Pinus sp.; Casuarina sp.; Cupressus sp.; etc.) puede recomendarse solamente en combinación con especies nativas, al ser posible con alto aporte de N. Conforme a las condiciones ecológicas específicas, se ofrecen para este fin especies de los géneros Acacia, Alnus, Cassla, Caesalpina, Erythrina, Inga, etc.; las cuales no sólo mejoran la estabilidad bioecológica de la reforestación, sino mejoran el suelo y en su mayoría proveen además leña de buena calidad, frutos comestibles y otros productos secundarios que se aprecian localmente . Ponderando los objetivos y los riesgos, parece que los bosques mixtos de especies nativas, manejados silviculturalmente (Plenter), constituyen la solución más adecuada, sobre todo con miras a las funciones de protección del suelo y del agua, pero también por la producción continua y sostenida de leva y madera, así como otros productos, tales como frutos, forraje, etc. Si bien los conocimientos sobre más de 1000 especies arbóreas nativas que existen en Bolivia, generalmente son nulos o escasos, se tendrá bastante con las 25-30 especies andinas, suficientemente investigadas, para emprender la necesaria reorientación de las prácticas de reforestación, en favor de un uso mayor de especies autóctonas.

Bibliografía consultada

1) LAMPRECH , H. 1986. Silvicultura, Paul Parey Veriag, Hamburg and Berlin.

2) STEIN, A.H. (1952) Nota sobre los resultados obtenidos en otros países en las experiencias acerca de la influencia del Eucalyptus sobre la cubierta forestal de las hoyas hidrográficas y sobre el mejoramiento del suelo con su aplicación a la misma materia en Chile, Santiago, Chile "Misión Forestal de la FAO", N° 9 s.p.

3) FAO. 1985. The ecological effects of eucalyptus. Forestry Paper 59. s.p.

4) WALTER, H 1960 - Einführung in die Phytologi. III. Grundlagen der Pflanzeverbrei tung. Parte 1: Standortsiehre (2a. edición). Stuttgart.

5) WICHT, C.L. (1974) Timber and water, Fac. of Forestry Stellenbosch, South Africa.- Comunicación Nº 47.

6) HERZOG, W. (1958) Eucalyptus - Brotbaum der brasilianischen Forstwirt - schaft - Hoiz-Zbl. NQ 120.

7) MAHEUT, G., DOMMERGUES, y. (1960) Les Teckeraies de Casamance, capacité de production des peuplements, characteristiques biologiques et maintien du potentiel productif des sois - BFT NQ 70.

8) SCHMIDT-VOGT, H. (1967) Man-made-forests AFZ 22, NQ 49, 50, 51152.

9) GREIG, B.J.W.; FOSTER, L.E.P. (1982) Fomus annosus in the plantations of Jamaica Comm. For. Rev. 61 (4).