El desarrollo rural y el saber campesino

San Martín J.

Asesor AGRUCO

 

La reflexión sobre el desarrollo rural andino conduce a mirar los innumerables proyectos de desarrollo qué sucedieron en las últimas décadas cuyos supuestos beneficios o resultados no son precisamente halagadores ni buenos; tanto la bibliografía existente como la experiencia concreta señalan que más bien fueron fracasos.

Los nuevos intentos de desarrollo a través de la "fiebre de proyectitis" en nuestro país pueden seguir similar consecuencia si no tenemos el tiempo suficiente para reflexionar y entender que aquí se trabaja en una cultura diferente y original, que reclama ser ubicada dentro su verdadero contexto y connotaciones posteriores a la agresión desde el coloniaje, cuyas consecuencias son conocidas como erosión: erosión genética, erosión de suelos y erosión cultural.

Lo que frecuentemente se olvida o no se quiere reconocer es que este territorio andino, de altas montañas y profundas e innumerables cuencas, logró un desarrollo original sin influencias de otros continentes y que conformó una cultura también original, adecuada, por lo tanto al ecosistema en el que desarrolló. Dicha cultura respondió con soluciones tecnológicas simples, que a la luz del avance técnico moderno actual son vistas como muy avanzadas, por ejemplo, la roturación cero, los cultivos enarenados, el control biodinámico de plagas y enfermedades.

Sin embargo convendría ubicar el papel que desempeñaría el conocimiento tecnológico campesino en un proyecto autónomo de desarrollo, pues existen sectores que arguyen que dichas tecnologías correspondieron a otro contexto y propenden más bien a subordinarlo a la tecnología moderna o convencional , dejando de lado la modernidad campesina de que hoy somos partícipes.

Cómo y cuándo comenzaron estas reflexiones tienen, que ser ubicadas a la finalización de la Segunda Guerra Mundial, concretamente en Bolivia al año 1949 (período en que se inicia un nuevo modelo de desarrollo agropecuario con hegemonía de EE.UU.: la denominada Revolución Vverde) cuando irrumpe en Bolivia el Servicio Agrícola Interamericano (S.A.I.) que continuará con el Servicio Extensión Agrícola (S.E.A.) con acciones en el área rural a través de los Extensionistas Agrícolas.

Las primeras respuestas críticas, al modelo de la Revolución Verde, surgieron en Europa (1965) con la denominada Agricultura-Biológica, que fundamentalmente cuestionaba los aspectos nocivos de los agroquímicos en la salud humana (cáncer, residuos tóxicos en la sangre, contaminación de alimentos, esterilidad humana, deterioro del medio ambiente).

Posteriormente (1975), las críticas son cada vez más profundas y -en base a demostraciones científicas- toma conciencia la población agricultora de Europa sobre la Agricultura Biodinámica. Este concepto no es otra cosa que la revalorización de conocimiento campesino europeo iniciado en 1924, cuando se trata de devolver a los suelos la fertilidad perdida. La agricultura Biodinámica tiene una fuerte corriente Antroposófica, donde se concibe que el hombre constituye el centro del universo.

En el área andina por el contrario, en base a investigaciones antropológicas, se sabe que la cultura andina es agrocéntrica, donde la parcela constituye el punto de contacto entre la familia y la naturaleza, que en un ámbito comunal está determinada como la relación sociedad naturaleza, donde se coagula las múltiples determinaciones de lo social, político, religioso.

Esta relación es la característica fundamental del "desarrollo" o del "estar mejor" en el territorio andino, que lamentablemente algunos proyectos de desarrollo rural no han reflexionado suficientemente. En este contexto se halla la necesidad de repensar el conocimiento campesino, hasta hoy negado y estigmatizado como "irracional" y "arcaico".

La Revalorización del Conocimiento Campesino constituye la herramienta principal en el afán de dar teoría a esta realidad campesina actual, pues no se conoce suficientemente la realidad del territorio andino, se sigue insistiendo en copiar y repetir modelos de otros ámbitos y latitudes, de otros ecosistemas y otra cosmovisión. Es decir, se debe respetar esta otra modernidad de las Tecnologías campesinas andinas y plantearse como la base para el desarrollo.

Como señala el Antropólogo peruano G. Rengifo al referirse a la revalorización del conocimiento: "la concepción occidental de la tecnología es instrumental ... Se podría decir que ha consistido fundamentalmente en el desarrollo de la herramienta de la quijada de burro al robot; y es por cierto, solo aquí se podría hablar de desarrollo, pues en lo social simbólico no hay progreso. Un neoyorkino no piensa mejor que un macedonio, ni Jean Dubuffet diseña mejor que una mujer Coroma delante de su telar - Lo mismo diríamos sobre el Diseñador Pierre Cardin respecto al diseño artesanal JALQA de la región de Chuquisaca - ... Pero hay algo más: el desarrollo tecnológico en occidente presupone una sociedad escindida en sujeto y objeto y una concepción reduccionista del mundo, privilegiando una variable a costa de las demás; el resultado está a la vista; viajes a la luna y la tierra polucionada".

En cambio en las sociedades holistas de los Andes la tecnología es otra cosa. Es, unasuerte de lectura semiológica de los signos de la naturaleza dentro de una visión del mundo que se articula alrededor del principio de oposición como complementariedad para buscar con los dioses, los otros y la naturaleza, el equilibrio de los opuestos.

En agricultura esta concepción de la tecnología estriba por ello, en cultivar sin erosionar. Revalorizar esta visión de la tecnología es el gran aporte que los Andes pueden ofrecer a la humanidad.

Ahora bien; si los pueblos de los Andes crearon la cultura original que aún la mantienen viva, -por tanto no hay irracionalidad cultural ni incapacidad alguna, de manera que esté necesitando la ayuda de Occidente-, al contrario de la civilización occidental, que de momento se encuentra más bien en una crisis de identidad cultural; convendría entonces profundizar más la reflexión. Tomamos por ejemplo las investigaciones de M. De La Cadena, quien señala que en las comunidades andinas el acontecer es técnico-social, es decir, todas las estrategias de su autodesarrollo son técnicas, y por lo tanto corresponde a los técnicos, en este caso agrónomos, entender y comprender en primera instancia esta "realidad sin teoría" y brindar el apoyo correspondiente para concretar su desarrollo en los términos que entiende la organización campesina andina.

El conocimiento de la realidad que no tiene teoría se convierte de por sí en la condición indispensable para el autodesarrollo campesino que debiera ser apoyado por las instituciones que buscan el auténtico desarrollo andino; apoyarlo otorgando importancia a todos los estudios e investigaciones que contribuyan a contar con una interpretación adecuada de la realidad campesina.

- Detectando y siguiendo su evolución.

- Orientando el trabajo de las instituciones de apoyo haciendo su seguimiento y evaluación, alimentando el sistema de formación con informaciones de diversas fuentes.