Viaje botánico por los Bañados de Izozog

Cárdenas M.

 

En abril del año 1965, fuimos invitados por el Director del Proyecto agrícola "Abapó", Dr. Max Müeller de Ingeniería Global, a visitar la extensa zona en la que se hacía un levantamiento agrológico importante, para determinar las especies vegetales más características de la región. Esta inmensa área chaqueña que corresponde a la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz, ya había sido recorrida en todas sus direcciones por los ingenieros de las numerosas compañías petroleras que buscaban yacimientos explotables. Estas compañías, han dejado para Bolivia, cerca de 3000 km de caminos abiertos entre la maraña de los montes xerófilos, los caraguatales y los pajonales que cubren la superficie de los llanos del Izozog comprendidos entre los ríos Grande y Parapetí.

Salimos de Cochabamba en avión para Santa Cruz y después de un día de espera para la partida del tren que por entonces hacía viajes precarios y en condiciones deplorables de comodidad de Santa Cruz hasta Abapó, tomamos este medio de transporte llegando después de cuatro horas a la estación de Río Grande. Pasamos a la otra banda del río donde está situado el puerto de Abapó y continuamos en un jeep hasta el campamento del "Programa Abapó" que estuvo situado a unas cuatro horas de viaje hacia el interior de la provincia Cordillera. En los alrededores mismos del pueblo de Abapó encontramos dos especies forestales características da las serranías petrolíferas del Sud Este boliviano: el "sotillo" Pterogine nitens Tul. y Diplokeleba herzogii Radlk. En este recorrido que lo hacíamos en compañía del Ing. Agr. Lucio Arce, vimos sobre un arbusto y a la vera del camino, una víbora aparentemente una "falsa coral" que podría ser Erythrolamprus aesculapii.

Al día siguiente de nuestra llegada al campamento de Izozog, iniciamos nuestros recorridos de duración de seis a ocho horas diarias en diferentes direcciones y por el espacio de una semana. Debemos decir desde luego que encontramos todas las formaciones vegetales, propias al chaco boliviano y que son: el bosque alto de las orillas de los ríos, los algarrobales, los pajonales y los palmares.

El campamento del Izozog, estaba levantado en un claro practicado dentro de la formación de bosque xerofítico o "monte", que en realidad es parte de los "algarrobales" mismos con predominio de árboles o arbustos espinosos, Cactaceae y Bromeliaceae. Entre las Bromeliaceae que forman la base del "monte" espinoso, pudimos reconocer aquí: Pitcairnia mirabilis Mez de flores blanco verdosas y Deinacanthon urbanianus (Mez) Mez, que en esos días no tenía sino, los frutos anaranjados agrupados en la base de las hojas. Ambas especies tienen hojas horriblemente armadas de espinas desgarrantes. Cerca del campamento había una especie de vertiente de agua dulce o "madrejón" es decir un desagüe de drenaje natural de las aguas insumidas del Río Parapetí. Esta vertiente estaba situada debajo de un matorral espeso y en suelo muy húmedo. Junto a esta espesura de monte encontramos un árbol de flores blancas pequeñas que era Paederia diffusa (Britt.) Standley, una "ortiga" de flores rojizas y muy diminutas Urera caracasana (Jacq.) Griseb. y una hermosa enredadera de flores rosa liláceas Rhabdadenia pohlii M. Arg.

En uno de los días de nuestros recorridos alrededor del campamento del Izozog, nos dirigimos hacia Las Petas, situada al este de Abapó y al NO de nuestro punto de partida. Pasamos bordeando una formación de "monte" donde podía distinguirse el "algarrobo" Prosopis juliflora (Sw.) DC., el "quebracho colorado" Schinopsis lorentzii (Griseb.) Engl., el "algarrobillo" Caesalpinia melanocarpa Griseb. y el "quebracho blanco" Aspidosperma quebracho blanco Schld. Entre los árboles pequeños, la especie más difundida en la formación del "monte xerófilo" es el "choroqui" Rupretchia triflora Griseb. En los bordes del "monte" o en su límite con los "pajonales" era frecuente también, Capparis salicifolia Griseb. Sobre los bordes del camino en este trayecto, encontramos varias especies de Cactaceae, que enumeraremos al final de este artículo. En un claro del "monte", llamó vivamente nuestra atención, un sapo de gran tamaño, que se conoce vernacularmente con el nombre de "rococo" y que parece corresponder a la especie Bufo paracnemis. Antes de llegar al lugar denominado Las Petas y que en realidad no es ninguna población sino sólo un nombre geográfico, había una estrecha senda llena en el suelo de una Cactaceae globular muy bonita y que conducía a un charco de agua cubierta de una planta acuática. Sobre esta fuente de agua llamada "atajado" extendía sus ramas algo aparasoladas el árbol característico de las regiones pantanosas con pequeñas: flores blancas, Calycophyllum multiflorum Griseb.

Claro de "monte" chaqueño con Harrisia guelichi (Speg.) Br. et R. adelante y Stetsonia coryne Br. et R. al fondo.

Río Parapetí.

Formación de pajonal con Castellanosia caineana Card. al fondo.

"Toborochis" Chorisia ventricosa Nees et Mart. en formación de pajonal.

Otro día de la semana de nuestra visita al campamento del Izozog, nos dirigimos hacia a Huiraiohuasa, población de vaqueros situada sobre el Río Parapetí y a una distancia de unos 80 km. En este trayecto, pasamos por varias formaciones de pajonales que además de ofrecer una vegetación dominante de Graminae, presentaban diversas especies arbóreas y arbustivas. Entre los árboles, se destacaban una Cochlospermaceae y una Bombacaceae, el primero con un tronco alto cubierto de una corteza parda exfoliada, de flores numerosas de color amarillo aureo, Cochlospermum tetraporum Hall. f. y el segundo, el conocido árbol barrigudo o "toborochi" de ramas horizontales, feas y abundantes flores blanco amarillentas, Chorisia ventricosa Nees & Mart. Entre los arbustos, era muy abundante Cassia chloroclada Harms de flores amarillas vistosas; luego llamó también nuestra atención un arbusto de hojas muy ásperas y flores blancas vistosas del género Cordia. Como especies achaparradas o yerbas bajas, encontramos Craniolaria integrifolia Cham. de flores blancas con tubo largo, muy llamativas, la Compositae Baccharis salicifolia (R. & P.) Pers., Hyptis lappacea Benth., Sida cordifolia L. de pequeñas flores amarillas, Justicia comata (L.) Lam. de flores muy pequeñas y en las partes húmedas, Jussieua suffruticosa L. También coleccionamos algunas enredaderas y plantas parásitas fanerógamas como Clematis denticulata Vell. Phrygilanthus acutifolius (R. & P.) Eichl., Psittacanthus cf. cordatus (Hoffm.) Blume, etc. Entre la vegetación rastrera o achaparrada en la zona de transición de los pajonales al "monte" aparecían en grupos compactos las "Caraguatas" de las especies: Bromelia hieronimy Mez de hermosas flores azul violetas y Bromelia serra Griseb. de inflorescencias adornadas de brácteas de un color rojo brillante, una Opuntia de palas alargadas y la Leguminosae rastrera de flores amarillas Chaetocalyx brasiliensis (Vog.) Benth.

La vista del Río Parapetí a la altura de Huiraiohuasa, fue impresionante por el ancho infinito de su playa seca y arenosa sin vegetación ninguna, su caudal de agua muy reducida y las inmensas dunas de arena que se veían a la distancia como colinas perdidas de un país encantado. Algunas de estas dunas, parecían consolidadas y provistas de una vegetación adventicia asentada gracias a las semillas transportadas por los vientos.

Otro viaje que realizamos a partir siempre del campamento del Izozog, fue aquel dirigido a un lugar llamado "Lagunillas". En realidad este término parece que no significa un determinado lugar geográfico sino más bien una formación fitogeográfica en la que existen pequeñas lagunas de agua turbia y salada rodeadas de palmeras "Caranday" Copernicia australis Becc. y de extensos pajonales en los que predominan las especies de Graminae: Dactyloctenium aegyptium (L). Beauv. y Leptochloa uninervia (Presl) Hitchc. & Chasse. La vista de estas lagunillas da la impresión de algo espectacular y al mismo tiempo tétrico por la sombra proyectada de las palmas en el agua quieta y los contornos totalmente deshabitados por seres humanos. De trecho en trecho, se encuentra al paso en el borde de los pajonales, esqueletos de "anta" o Tapyrus americanus que deben corresponder a aquellos individuos que fueron sorprendidos por un jaguar cuando acudían a beber en las lagunillas trágicas. A continuación de las lagunillas con agua abundante, existen partes secas que antes debieron estar también cubiertas de agua y donde abundan un cacto de grandes espinas y dos especies de Portulacaceae de flores vistosas y de vida halófila: Portulaca pilosa L. y Portulaca rubricaulis HBK.

En otro día, volvimos a Huiraiohuasa para continuar de allí en dirección de Charagua, hasta llegar a Copere. Esta vez, hallamos en los arenales de las orillas del Parapetí, una Orchidaceae de gruesas raíces suculentas implantadas en la arena correspondiente al género Stenorrhynchus y en los bordes de un cultivo de maíz, un algodonero nativo que debe corresponder a la especie Gossypium peruvianum Cav. Para llegar a Copere, pasamos por una guarnición militar localizada en Yapiroa. Nos llamó mucho la atención la gran cantidad de niños de ambos sexos que viven en medio de la pobreza más espantosa, sobre todo en Copere. Se diría que esta gente no tiene más sustento básico que el del maíz.

Finalmente el último día de nuestros viajes, lo consagramos a regresar a Abapó para tomar un autocarril de cortesía que tuvo la gentileza de enviarnos de Santa Cruz, el Ing. Antezana, delegado de Bolivia ante la Comisión Mixta del Ferrocarril Yacuiba-Santa Cruz. En el curso de este último medio día de recorrido por los llanos del Izozog todavía coleccionamos ejemplares de un hermoso árbol que estaba lleno de flores y casi sin hojas, una especie del género Pseudobombax, una yerba de hojas hirsutísimas y hermosas flores azul lilacinas al parecer Hybanthus vestitus Briq. y una Vitaceae, Cissus sicyoides L. muy común en estos lugares. Ya cerca de Abapó y en medio del bosque alto, distinguimos también la especie tan conocida bajo el nombre vernacular de "cuchi" en Bolivia y "urundel" en la Argentina, de madera dura utilizada en la fabricación de durmientes y que corresponde a las especies: Astronium fraxinifolium Mattick y A. urundeuva (Allem.) Engl.

Lagunillas con la palmera Copernicia australis Becc.

Formación de pajonal con dos ejemplares de Chorisia ventricosa Nees et Mart.

Cactaceae observadas en este viaje

La zona recorrida en este viaje, por presentar una fisonomía general de la flora del Chaco Boreal, ofrece extensas formaciones de cactáceas. En los bordes del "monte chaqueño" y a veces también en su interior, encontramos la especie arbórea Quiabentia pflanzii (Vaupel) Bckbg. que en nuestro concepto, es la misma que las otras dos especies citadas para estas regiones: Q. verticillata (Vaupel) Bckbg. y Q. chacoensis Bckbg. Este hermoso cacto, le da al bosque xerófilo del Chaco, una fisonomía muy típica. En los límites de los pajonales y el "monte" se ve formaciones extensas de Opuntia chakensis Speg. con troncos relativamente bajos, palas de unos 30 cm. de longitud, 10-12 cm. de ancho, bastante gruesas y frutos pyriformes, truncados, de color púrpura violáceo y pulpa verde. En los bordes de los caminos que pasan por pajonales o partes abiertas del "monte", se ve una infinidad de ejemplares de Stetsonia coryne B. & R. que si bien varían algo en el número de sus costillas, su color o corpulencia, mantienen invariables los caracteres de sus flores y frutos. Son los cactos columnares altos más frecuentes en el Chaco. En Boyuibe, cerca de Camiri, forman verdaderos bosques. El señor Ritter sin razón en nuestro concepto, ya ha creado dentro de esta especie, algunas nuevas entidades taxonómicas. También en los bordes de los caminos, junto a las casas y en el interior del "monte", abunda un "caracoré" de 6 a 8 m. de alto, con costillas delgadas y frutos lucios, Cereus dayami Speg. En los suelos salobres que forman claros entre las formaciones de "monte" y pajonales, abundan las siguientes cactáceas que adquieren un hábito achaparrado o rastrero: Hafrisia guelichi (Speg.) B. & R. de tallos casi cuadrangulares con pocas costillas, flores blancas muy grandes y frutos púrpuras; H. pomanensis (Weber) B. & R. de tallos cilíndricos con muchas costillas obtusas, flores blancas de gran tamaño y bajas también rojizas con pulpa blanca; Opuntia canina Speg. de palas elípticas alargadas, flores amarillas y frutos rojizos y Cleistocactos baumannii Lem., que también aparece semierecto en las orillas del "monte" con sus tallos gráciles de numerosas costillas, espinas aciculares numerosas y abundantes flores rojas tubulosas y curvas en forma de S. En medio mismo de los "montes xerófilos" al estado silvestre y a la vera de los cultivos de maíz se yerguen con sus ramas armadas de espinas fuertes las cactáceas que muy apropiadamente reciben el nombre vulgar de "sacha rosa" Peireskia sacha-rosa Griseb., con hojas normales y flores que por su forma y color recuerdan las rosas ordinarias. En las formaciones de cactáceas del Chaco, de la zona visitada por nosotros no había ninguna especie columnar más dominante que Castellanosia caineana Cárd. Esta especie que la describimos originariamente como típica del género nuevo dedicado al Prof. Castellanos de la Argentina y de las proximidades de Tayapaya en el Río Caine a una altura de 2000 m, tiene una área de distribución muy extensa en Bolivia ya que la hemos encontrado también en Saipina, departamento de Santa Cruz a 1700 m, cerca del Angosto de Villa Montes, en el departamento de Tarija a 700 m y ahora en los Llanos del Izozog sólo a 600 m. Los frutos de este cacto columnar cuya talla llega a 8 y 10 m. no son comestibles ni para los pájaros, siendo de presumir por tanto que su propagación se deba a las semillas transportadas por los ríos que envían sus aguas al Río Grande y el Parapetí desde las alturas del Caine. Esta especie de caracteres primitivos y emparentada con otro género del Perú, se destaca en el Izozog por encima del bosque xerófilo bajo, con sus ramas largas flexibles, que en los extremos, llevan sólo cerdas en lugar de espinas y que más abajo, presentan espinas normales y curiosas estrangulaciones transversales.

Para terminar la relación de las cactáceas del Izozog, nos referiremos también a las especies globulares o cortamente cilíndricas. En los suelos salobres de las proximidades de las lagunillas, crece un Echinopsis de espinas fuertes y largas que florece de noche con hermosas flores blancas que a la luz de la luna, parecen argénteas y a veces en número de 10 o más sobre una sola planta. Este cacto, nos fue enviado un año antes de las Salinas de San José por el padre franciscano Lorenzo Hammerschmid quien a su vez lo recibió de su hermano de orden padre Klinger. Después de examinar simultáneamente los ejemplares de Chiquitos y el Izozog, llegamos a la conclusión de que se trataba de la misma especie, nueva para la ciencia y que acabamos de describirla como Echinopsis klingleriana Cárd. Algunos ejemplares de Lagunillas del Izozog, eran cilíndricos, hasta de 80 cm de talla y 30 a 55 cm de grosor, mientras que los ejemplares esferoidales del mismo lugar y de las Salinas de Chiquitos, medían 20 a 30 cm de alto por 25 a 35 cm de diámetro. Algunos cactófilos de Europa, ya habrían creado con todo este material tan variable, más de una especie nueva. En nuestro viaje del campamento del Izozog, hacia a Las Petas y al seguir la estrecha senda que conducía al atajado encontramos un gran número de ejemplares de Gymnocalycium damsii (Schuman) B. & R., creciendo debajo de matorrales bajos y en suelo húmedo. Esta especie también crece en las proximidades de San José de Chiquitos y como es bastante variable, ya han aparecido dentro de ella, algunas variedades nuevas creadas por los. autores europeos. En nuestro concepto, G. damsii (Schuman), es una sola especie y aún más, que la hallamos muy semejante a G. mihanovichi (Fric & Gürke) B. & R. que como la anterior fue descrita originariamente del Norte paraguayo. También en el trayecto entre el campamento del Izozog y el atajado, descubrimos un otro Gymnocalicium de forma esferoidal de la apariencia de G. Zegarrae Cárd. de las provincias de Florida y Valle Grande del departamento de Santa Cruz a una altura de 2000 m. Este nuevo Gymnocalycium todavía podía emparentarse con G. pflanzii Vaupel de las orillas del Pilcomayo. Sin embargo, difiere a nuestro parecer de G. zegarrae Cárd. por su tamaño menor, su sistema espinoso y sus flores rosadas y de G. pflanzii Vaupel por sus espinas pegadas al cuerpo caulinar, que en la especie del Pilcomayo son erectas y el color de la flor asalmonada y de mayor tamaño. Este taxón nuevo, aparecerá en la Revista de la Sociedad de Cactos de los Estados Unidos, bajo la denominación de Gymnocalycium izozogsii Cárd.

Cochabamba, diciembre de 1965.