Efecto de la inoculación con Rhizobium
Meneses R., Oller V. y Waaijenberg H. |
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Introducción El cultivo forrajero de mayor importancia para la ganadería de leche en las zonas altas y valles de Bolivia es la alfalfa (Medicago sativa). Su amplio rango de adaptación, calidad nutritiva, tolerancia a factores edáficos y climáticos adversos, y buena productividad de forraje hacen que misma sea una especie con grandes superficies cultivadas. En cuanto al rendimiento de materia seca (MS), se tienen valores promedios de 8 a 12 t/ha/año con cinco a ocho cortes para zonas de valle. Para el altiplano, la fisiología de la especie sólo permite un máximo de dos cortes alcanzando de 2 a 4 t/ha/año. En ambos ecosistemas, las limitantes principales aparte del factor clima, son el manejo, las características del suelo en términos de textura y pH, deficiencias de fósforo y carencia de poblaciones rhizobianas efectivas. El estudio de esta especie tanto en los valles como en las alturas de Bolivia, se realizó para observar interacciones de la fertilización fosforada con el factor rhizobio, a partir de cepas de Rhizobium meliloti seleccionadas en invernadero durante 1994. Materiales y métodos Se consideraron tres regiones del valle y altiplano con varios sitios dentro de cada región; algunas características de las mismas aparecen en el Cuadro 1. Cuadro 1. Características climáticas de las tres regiones donde se realizaron los ensayos.
La Violeta En enero de 1995 se trabajó en dos sitios contrastantes, uno con historial (1700 rhizobios/g de suelo) y otro sin historial (500 rhizobios/g de suelo) en el cultivo de alfalfa. Los factores en estudio fueron dos cultivares de alfalfa (Bolivia 2000 y Moapa), cepas de rhizobio (testigo, ALF-2, K-24, SEMIA-135) y fertilización fosforada (0 y 20 kg/ha de P). La reacción del suelo en esta localidad es alcalina (pH= 8). Las variables de respuesta fueron nodulación, rendimiento de MS y acumulación de nitrógeno. Condoriri Tambien el año 1995 se sembró otro ensayo de campo en dos sitios (con y sin historial de alfalfa), similar al anterior pero en condiciones contrastantes como el altiplano de Oruro; se estudió el efecto de los cultivares (Bolivia 2000 y Ranger), fuentes de nitrógeno (testigo, cepas SEMIA 135, K-24, ALF-2 y 100 kg/ha de N) y fertilización fosforada (20 kg/ha de P). Los suelos de esta localidad tienen reacción ligeramente ácida a neutra. Al cabo de cuatro meses de evaluación, se realizaron dos cortes teniéndose como variables de respuesta la nodulación y el rendimiento de MS. Colomi Entre agosto de 1995 y enero de 1996 se sembraron ocho parcelas en fincas de agricultores las cuales tenían diferencias en el pH del suelo. Los tratamientos aplicados fueron fuentes de nitrógeno (testigo, cepas SEMIA 135, ALF-1, K-24 y aplicación de 46 kg/ha de N) en interacción con 1t/ha de cal hidratada y fertilización fosforada (20 kg/ha de P). Se utilizó el cv. Bolivia 2000. Como variables de respuesta se consideró la nodulación y rendimiento de MS en un solo corte realizado cuatro meses después de la siembra. Resultados y discusión La Violeta En el primer año del cultivo, en un total de seis cortes y más de 13 t/ha de MS; hubo escasa diferencia entre los dos cv., ningún efecto de la inoculación y un efecto positivo de la aplicación de P (Cuadro 2). Tanto las cepas locales como las introducidas fijaron más de 350 kg/ha/año de N. El sitio sin historial mostró relativamente mayor respuesta que el con historial, esta tendencia lleva a concluir que en sitios con baja población o ausencia de rhizobios locales, la inoculación tendrá mayor efecto. Cuadro 2. Rendimiento de materia seca, contenido y rendimiento de nitrógeno en alfalfa como efecto de la fertilización fosforada en el sitio sin historial (tercer corte) en La Violeta, Cochabamba.
Duncan (P< 0.05) Condoriri Cuatro meses después de la siembra, con dos cortes realizados, en el sitio sin historial, la cepa que respondió mejor en infectividad y efectividad fue SEMIA-135; el promedio de rendimiento de MS con esta cepa fue superior (P< 0.10) en 1 t/ha en relación al testigo (Cuadro 3). Las cepas K-24 y ALF 2 si bien mostraron buena infectividad, esta no se tradujo en el rendimiento de MS de los dos cultivares; K-24 tan sólo mostró un respuesta positiva en el caso del cv. Bolivia 2000. El cv. Ranger por sus características de crecimiento lento mostró rendimientos estadísticamente inferiores a Bolivia 2000 (P<0.05), sin embargo, esta tendencia va hacia el equilibrio. Con la aplicación de fósforo aumentó el rendimiento promedio en más de 30 % comparado con el testigo (Cuadro 3); similares tendencias se observaron en el sitio con historial. Colomi En esta localidad debido a la reacción del suelo con pH < 4.90 en cuatro sitios, determinante en el cultivo de alfalfa, éste no prosperó en cuatro de los sitios por el pH menor a 5. Las otras 4 parcelas con pH entre 4.90 y 5.84 presentaron un rendimiento promedio en el primer corte (a los cuatro meses de la siembra) de 1.6 t/ha MS. En las parcelas con pH de 4.90 y 5.45, la cal incrementó el rendimiento de forraje, en las parcelas con pH de 5.18 y 5.84 no hubo efecto. La inoculación no tuvo respuesta en las parcelas donde habían plantas de la leguminosa Medicago polymorpha pero sí hubo en parcelas que no tenían esta leguminosa. La cepa mas estable y con mayor respuesta fue SEMIA-135. El fósforo aplicado no influyó en el rendimiento (Cuadro 4). Cuadro 3. Efecto de las fuentes de nitrógeno y la fertilización fosforada en el rendimiento de materia seca por año (kg/ha) de dos cultivares de alfalfa en Condoriri, Oruro.
Duncan (P< 0.05) Cuadro 4. Rendimiento de materia seca de alfalfa (kg/ha) en el primer corte, como efecto de las fuentes de nitrógeno en cuatro sitios con pH contrastante, en Colomi, Cochabamba.
Conclusiones Considerando las condiciones contrastantes de suelo y clima de las tres regiones, se puede concluir lo siguiente: La respuesta de la alfalfa a la inoculación está en función de las condiciones del pH y nivel de fertilidad del suelo. El historial del terreno y la presencia de leguminosas del mismo género determinan la efectividad de las cepas introducidas. Así donde se ha cultivado alfalfa probablemente hayan pocas ventajas de inocular y debiera sólo aplicarse fósforo para aumentar la FBN. En terrenos sin historial, la presencia de malezas leguminosas es una guía que podrá orientar en predecir la respuesta a la inoculación. Sin embargo, esta práctica constituye una inversión mínima si se considera el costo de 5 $US/ha. Por ello se puede afirmar que la inoculación en alfalfa es una acción previsora y barata, más aún si el costo de semilla es de 160 $US/ha. Referencias Coca, G. 1996. Inoculación y fertilización en el cultivo de alfalfa en el valle de Cochabamba, Bolivia. Tesis de grado. Universidad Mayor de San Simón (UMSS). Cochabamba, Bolivia. 78 p. Delgadillo, J. y Jutzi, S. 1978. Comparación de diez variedades de alfalfa en el valle de Cochabamba. Experiencias en Cultivos Forrajeros. (Bolivia) 1: 9-11. Lazarte, L.; Germain, N.; Delgadillo, J. y Meneses, R. 1995. Producción de forraje en cultivares de alfalfa con niveles crecientes de fósforo. Revista de Agricultura (Bolivia) 52 (28): 19-23. Mendieta, H. 1974. Ensayo de rendimiento de 50 variedades de alfalfa en la Estación Experimental de Patacamaya. p. 15-18. En: Memorias IV Reunión Nacional de Pastos y Forrajes. La Paz, Bolivia. Pijnenborg, J.; Oller, V.; Barba, R.; Bohorquez, F.; Álvarez, C. y Balderrama, S. 1994. Mejoramiento del crecimiento de frejol (Phaseolus vulgaris L.) y alfalfa (Medicago sativa L.) en los valles mediante la fertilización fosforada y la inoculación. Avances de Investigación No. 4. Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT). Santa Cruz, Bolivia. 24 p. |